La incertidumbre de las pérdidas y las secuelas que esto produce son temas que pocas veces son tocados en las historias con exposición teatral, y es que es relevante la profundidad con que es escrito y el cuidado del mensaje para llegar al espectador y entender el conjunto de elementos dispuestos para la reflexión.

El sinsentido de la vida deja cuestionamientos tajantes a la realidad y el enfrentarse a seguir con pérdidas a cuestas, y no sólo de una persona allegada, también algo material o ajeno a sí mismo, el sustituir la rutina y el vacío que quedó con nuevas actividades y presencias que supongan un alivio o un soporte, justo de eso va El charco inútil, donde la principal pregunta será precisamente qué sería de alguien sin aquello que le da un motivo de vida, qué sería de alguien cuya labor se ve limitada por el desánimo y el rumbo en carencia de precisión.

El texto es sobre encontrarse en alguien más y la búsqueda inherente del ser humano por la compañía y la tranquilidad de saberse entendido e identificado en la historia de vida del otro, donde los protagonistas verán crecer su historia en ascenso a la par de entender su proceso propio en una dualidad de acontecimientos y reacciones que bien podrían unirlos aún más o separarlos definitivamente.

También hay un tercer personaje que funge como la voz de la experiencia y que desde una posición externa perfectamente añade un semblante más objetivo y neutral a lo que bien puede ser un juicio y dilema moral aún para el espectador.

Alberto Estrella, Mariana Garza y David Hevia entregan una muestra de histrionismo que dota a cada personaje de la fuerza y de la fragilidad sentiente que requiere un montaje que se centra en la expresión y en el relato contemplativo de las escenas, reforzando la idea de un texto orgánico que en cada transición presenta un movimiento coreográfico que da una estética variada al acostumbrado corte u oscuro, dando una línea continua de una dirección que da foco a la importancia y la atención a los detalles, representaciones de momentos en la vida de cada persona que se encontrará en la historia.

La dramaturgia corre a cargo de David Desola, que en el año 2007 ya le valiera un Premio Lope de Vega y que recientemente, en colaboración con Pedro Rivero, escribiera la idea original de una de las 10 películas más vistas a nivel mundial de Netflix, El hoyo, siendo ya un referente de cómo se mueven las ideas en su pluma para crear una historia y vaya que en su discurso logra atisbos de crítica social y de reflexión donde logra conectar con el público asegurándose de que salga del teatro con un mensaje o el planteamiento de un nuevo panorama en mente.

La dirección es de Ruby Tagle-Willinghan, directora de escena y coreógrafa acreedora a diversas nominaciones y galardones en los Premios de la Agrupación de Críticos y Periodistas de Teatro y en los Metro, siendo ya una presencia en el teatro mexicano y de diversos países, dando a la obra una visión intensa sobre la exploración de las emociones y la confrontación con una realidad silente en decadencia.

El teatro Helénico abre sus puertas para esta puesta en escena, los días jueves y viernes a las 20:00, sábados a las 19:00 y domingos 18:00h. Con una temporada prevista hasta el 20 de marzo de 2022.

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