La diosa azteca del placer





Xochiquétzal: La diosa azteca del placer

Así como Afrodita para los griegos era la diosa del amor y la sexualidad, y Venus lo era para los romanos, Xochiquétzal era la representación para la cultura antigua mexicana. Ella era la figura del deseo sexual, el amor, la lujuria y la belleza.

Para los aztecas Xochiquétzal era una diosa hermosa que regía a los jóvenes y sus espontáneos encuentros sexuales; también era la representación de la tentación que tenían los hombres castos.

La diosa tenía una corona de plumas doradas y piedras preciosas. Según la mitología, ella nació del cabello de su madre (que además fue la hija de la primera pareja homosexual). Se dice que vivió en Tamoanchan, que es considerado uno de los primeros paraísos del mundo. Ese lugar estaba lleno de ríos, flores y fuentes, además había un árbol florido que quien tomara un fruto de él quedaba perdidamente enamorado. Xochiquétzal era atendida en ese Edén y cuidada por enanos y bufones para que ningún hombre la pudiera ver.
La adoración de los aztecas era tal, que le rendían culto realizando sacrificios de niñas y jóvenes para que los ayudara con la fertilidad y el deseo sexual.
A Xochiquétzal se le representa como una figura joven y muy femenina. Simboliza la tentación para que los hombres caigan ante su imagen. También era la diosa de los artistas, tejedores, orfebres, pintores y mujeres embarazadas.

FUENTE: Culturizando




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