Como evitar los dolores post-entrenamiento





Seguro que alguna vez te ha pasado tras hacer deporte. Entrenas, juegas un partido de basket, o subes a la montaña y, al día siguiente, llegan las malditas agujetas. Ese dolor tan molesto en los músculos tras someter a nuestro cuerpo a un esfuerzo físico no es más que un mecanismo de defensa que tiene nuestro organismo para avisarnos durante los días siguientes para comunicarnos que durante esa sesión deportiva estuvimos rindiendo por encima de nuestras posibilidades. Es decir, hasta cierto punto, es una manera de decirnos que tenemos que ponernos todavía más en forma haciendo deporte de manera más regular.

Pero, por tanto, ¿es bueno tener agujetas? Seguro que más de una vez has tenido que escuchar que si las tienes, eso significa que estás haciendo bien el deporte que practiques. Pues bien, tenemos que decirte que no es así. Las agujetas muchas veces son inevitables. Por ejemplo, cuando comienzas de nuevo a hacer deporte tras un tiempo sin practicarlo, tener agujetas es normal.

Según la doctora Mar Oñorbe, si haces bien ejercicio, las agujetas serán menos: “Entrenar bien minimiza esos dolores, porque si tu entrenador o preparador físico sabe lo que se hace, entrenarás mejor y el dolor será menos. Aunque al comenzar una temporada, por muy bien que estés físicamente, es inevitable tenerlas, ya que los músculos se tienen que acostumbrar de nuevo al ejercicio físico tras un tiempo parados o con menos entrenamiento”.

¿Qué supone por tanto tener agujetas? Para empezar, una pérdida de fuerza de entre un 10 y un 15 por ciento, normalmente en músculos encargados de propulsar nuestro cuerpo, como son los cuádriceps, los gemelos o los bíceps, aunque también suelen aparecer en zonas como los hombros.

La pregunta lógica que siempre nos surge cuando nos atacan es cómo superarlas. La mejor manera es hacer más ejercicio, haciendo caso omiso a tu cuerpo, que lo que te pedirá será todo lo contrario. Es lógico, duele y lo normal es que el organismo te pida quedarte tranquilo y no moverte mucho. Pues bien, no le hagas caso. Tienes que hacer más ejercicio, pero de forma suave en un principio, y poco a poco ir subiendo la intensidad.

Tienes que tener en cuenta que, dependiendo del ejercicio que te las haya producido, lo mejor será hacer otro que ayude a los músculos a recuperar. Es decir, si has hecho pesas, por ejemplo, quizás te convenga hacer algo de natación o simplemente pasear de forma moderada. De esta manera, la sangre irá llegando de nuevo al músculo cansado y se vaya recuperando. Según vayamos haciendo ejercicio de forma regular, las agujetas desaparecerán del todo.

Aunque sean muchas veces inevitables, sí hay algunos trucos para prevenirlas. Por ejemplo, y huelga decirlo, calentar antes de comenzar a ejercitarse e hidratarse bien antes, durante y después. Un buen consejo es estirar constantemente, no solo después de hacer la actividad deportiva, también durante la misma.

Otra recomendación es darse una buena ducha fría tras ejercitarse. Y en cuanto a la nutrición, está demostrado que tomar vitamina C y proteínas ayuda a que nuestra musculatura esté en buenas condiciones, lo que limita la fatiga de éstos y la posterior aparición de las molestas agujetas.

FUENTE: Mens Health




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