Como es envejecer en los gays





¿Cuánto tiempo crees que viviremos siendo jóvenes y bellos? Con tal pregunta inicio la entrada de esta semana en mi blog personal y añado una más a la larga lista de cosas de las que deseo hablar, porque, ¿para qué poder razonar y pensar si no podemos compartirlo?

Envejecer es algo completamente natural: "Nacemos para ir muriendo" dicen los antiguos. El camino que recorremos nos lleva cada minuto a la edad mayor, la adultez.

Gradualmente vamos perdiendo las funciones que de jóvenes podemos realizar adecuadamente y sin protestar y cada día que pasa nos acerca más a esa temible edad en donde ni los órganos, ni el cerebro responderán igual. Entonces, conviene hacer la reflexión sobre la manera en que deseamos envejeceer, es decir, cómo deseamos llegar a esa inevitable etapa de la vida.

hombre gay que no sabe cómo será su vejez

Si observamos el “estilo de vida en la comunidad LGBTTTIH (y las siglas que hagan falta) tal vez sean pocas las personas que tengan conciencia y hayan meditado un poco sobre esta realidad. Es una opinión personal, ya que no veo que en las reuniones se hable de ello. El tema ni siquiera se menciona.

Pasamos nuestros días de juventud -la mayoría de las veces- entre fiestas, noches de placer sexual o mental, vagabundeo, y frivolidades propias de este submundo, de esta cultura de vida que pugna por lo momentáneo, lo actual y no se preocupa ni en la retrospectiva ni en la perspectiva.

Me atrevería a decir que pasamos nuestros días entre ocio y rutina, entre el ir y venir propio del ritmo de vida en el que nos encontremos insertos. Lo que muchos no se percartan es que el camino se estrecha para todos y tarde o temprano nos vamos a encontrar en que la belleza de la juventud ha abandonado nuestro cuerpo, en que la llama de la vida se esta reduciendo a una minúscula chispa. Notaremos que ya no tenemos la misma vigorosidad que antes y vamos a darnos cuenta tarde o temprano que ya no lucimos igual en la ropa ajustada o de moda.

pareja gay madura

Sentiremos que el cuerpo y el espíritu protestan y además vamos a encontrarnos en que ya no seremos incluidos en las prácticas sexuales a las que estábamos acostumbrados, que salir cada fin de semana al antro o bar ya no nos atrae, que preferimos quedarnos en casa a jugar videojuegos, leer, tomar café o ver alguna película, que las salidas se van convirtiendo en otra cosa, que nuestros gustos, como todo, se modificaron.

Lo peor de todo es que por el ritmo de tiempo que manejamos, no nos damos cuenta de todo lo anterior hasta que ya esta sucediendo, hasta que ya estamos ahí. Nunca nos enteraremos como pasó, pero estamos ya en la edad en que, de jóvenes decíamos “pero cómo se atreve este 'viejo' a venir aquí”.

Es decir, nos convertimos, sin quererlo, en el viejo o maduro que nos acosaba cuando nos paseábamos en toalla en los vapores, en el anciano que nos miraba morbosamente en el antro, y en todo caso, tomamos conciencia que estamos solos.

De acuerdo con las personas que ayudaron a construir este texto, cuando todo lo anterior ocurre entonces nos preguntamos: ¿En qué carrizo malgasté el tiempo? Es allí cuando reflexionamos en que quizá la manera en que llevamos nuestra vida no fue la mas idónea. Es este móvil psicológico el que nos lleva a muchos a tratar de encontrar un compañero o compañera, pero descubrimos cruelmente que los jóvenes viven en esa ilusión de atemporalidad en que nosotros mismos caímos en el pasado.

Es entonces cuando nos damos cuenta que no fuimos, no somos ni seremos los únicos en llevar el tiempo al extremo y caer en la trampa.

atractivo

¿Qué nos queda? ¿asistir a los antros ávidos de compañía? ¿pagar los servicios de alguien más joven para satisfacernos? o ¿resignarnos a una existencia en soledad?

En mi opinión la clave está en un cambio en nuestra en el presente. Podríamos ser mas incluyentes y tolerantes y menos frívolos como comunidad, abrir el espacio para la reflexión y diseñar, conforme las experiencias nos vayan llevando, un proyecto de vida que no necesariamente se traduce en un compañero(a) con quien pasar nuestros días de vejez.

Es posible incluso crear un fondo de ahorro para que, cuando llegue el momento de retirarnos de nuestros trabajos, recorramos el mundo para ver con nuestros propios ojos lo que hay más allá, qué se esconde en los mares, ríos, ciudades de este planeta. También es posible, efectivamente, construir un proyecto de pareja con alguien, para compartir nuestra humanidad.

En mi opinión es posible. Se puede convertir en una realidad. Sólo es cuestión de modificar paradigmas, recordemos que, con una pequeña chispa, puede arder una montaña y sé que el ejemplo no es lo más sabio, pero es así.

Ahora dime, estimado lector (a), ¿Cómo te ves en tu vejez? ¿Cuál crees que será tu realidad cuando llegues a esa edad tan menospreciada en nuestro entorno?

Agradecimientos especiales del autor a todos aquellos hombres y mujeres mayores que compartieron sus experiencias, a esos personajes anónimos de los vapores y zonas de encuentro que, la mayoría de las veces, sólo desean compañía, alguien con quien hablar para romper el silencio y mantenerse vivos, vigentes, con ganas de vivir. A todos ellos, en serio, muchas gracias.

FUENTE: Cityvega




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