Cómo combatir los dolores de cabeza y sus diferencias





Los tipos de dolores de cabeza más comunes y cómo combatirlos

¿Quién no ha tenido un dolor de cabeza alguna vez? El dolor de cabeza es uno de los más comunes entre todas las personas sin importar edad, sexo o condición física: todos en algún momento lo hemos sufrido; sin embargo, no todos los dolores de cabeza son iguales ni tienen la misma causa…

¿Sabías que más del 90% de la población mundial ha tenido dolor de cabeza alguna vez en su vida? Además, según la Sociedad Española de Neurología (SEN), una de cada 20 personas sufre de dolores de cabeza crónicos diariamente, viéndose en la necesidad de convivir con ese dolor.

Aunque en efecto el dolor de cabeza, conocido médicamente como cefalea, es uno de los más comunes, es importante tomar en cuenta que puede ser también originado por una enfermedad grave que ponga en peligro la vida de la persona y por eso siempre es importante acudir a un especialista si este viene acompañado de otras molestias (como fiebre, náuseas o letargia).

Sin embargo, Patricia Pozo Rosich, coordinadora del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología advierte también que “hay que ir al médico cuando estamos tomando demasiados analgésicos, si la cefalea es muy frecuente o cuando predomina en tu vida”.

La Sociedad Internacional de Cefaleas (International Headache Society, IHS) divide en dos los tipos de cefaleas: primarias y secundarias.

Las cefaleas primarias suponen en torno al 78% de dolores de cabeza, tienden a no ser graves, aunque el dolor puede ser muy intenso; mientras que las cefaleas secundarias están provocadas por una enfermedad conocida y son atribuidas a gripe, traumatismos craneales, trastornos vasculares o intracraneales, infecciones, trastornos gastrointestinales, tumores, entre otros.

Así pues, cuando de cefaleas primarias se trata, estos dolores son comunes, generalmente benignos y transitorios; sin embargo, pueden ser de lo más variopintos y tienen distintos tipos de intensidad, causas, consecuencias y remedios… ¿Sabes cuáles son los tipos de dolores de cabeza más comunes? ¡Sigue leyendo!

Tensional

La cefalea tensional es el más común de todos los tipos de dolores de cabeza. Se trata de un dolor opresivo, de intensidad leve o moderada, que habitualmente no impide hacer una vida normal.

Generalmente, con la cefalea tensional el paciente presenta un dolor o un peso que rodea la parte alta de la cabeza o ambos temporales. La duración de este padecimiento suele ser muy variable, puede durar unos pocos minutos o incluso varios días y no se acompaña de otros síntomas ni signos clínicos.

A pesar de que la causa exacta de la cefalea tipo tensional es desconocida, pues parece no tener un origen periférico sino posiblemente mixto, normalmente ocurre por la tensión que se hace en los músculos de los hombros, del cuello, del cuero cabelludo y de la mandíbula.

Además, suele relacionarse con el estrés, la depresión o la ansiedad; por otro lado, las personas que tienen tendencia a tener este tipo de dolor de cabeza suelen trabajar demasiado, saltarse comidas, no dormir suficientes horas o dormir de más.

Tratamiento

Para las crisis leves de cefaleas tensionales se utilizan analgésicos suaves como el paracetamol o antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno. Además, el dolor suele remitir mucho con la actividad física moderada y ejercicios de relajación como el yoga.

Sin embargo, el tratamiento puede requerir medicación preventiva si los ataques son muy frecuentes, además del tratamiento del dolor agudo cuando este es muy intenso. Como preventivos el de elección más común por los médicos es la amitriptilina, pero otros fármacos como la mirtazapina o la mianserina pueden ser también útiles.

Migraña

La migraña, también llamada hemicránea o jaqueca, es una cefalea muy frecuente que de hecho afecta hasta a un 16% de la población mundial, siendo la incidencia más alta en las mujeres.

Aunque tiene como síntoma principal el dolor de cabeza intenso (que de forma característica afecta solo a la mitad derecha o izquierda de la cabeza), suele estar acompañado de náuseas o vómitos, sensibilidad a la luz o los sonidos, y -en la mayoría de los casos- es incapacitante para quien lo sufre. Además, el dolor puede estar precedido de manifestaciones neurológicas variadas llamadas «aura» que consisten en trastornos visuales o sensación de hormigueo en labio, lengua y la mitad de la cara.

La frecuencia de las crisis es muy variable, lo más usual es entre uno y cuatro episodios al mes que duran entre 4 y 72 horas si no se realiza ningún tratamiento; el dolor suele ser de gran intensidad y empeora claramente con la actividad física.

A pesar de que los investigadores piensan que las migrañas tienen una causa genética, también hay una serie de factores que pueden desencadenar una migraña, incluyendo estrés, ansiedad, cambios hormonales, medicamentos, demasiada o poca cantidad de sueño, sobreesfuerzo, y saltarse las comidas.

Aunque las migrañas pueden afectar a cualquier persona, es más probable que se sufra si se es mujer, si se tienen antecedentes familiares, o si se padece de problemas médicos como depresión, ansiedad, trastorno bipolar, insomnio y epilepsia.

Tratamiento

Patricia Pozo Rosich indica que parte de la gravedad de las migrañas radica en que condicionan la vida, “este dolor es grave porque es incapacitante y porque genera una ansiedad anticipatoria al dolor”.

La coordinadora del Grupo de Estudio de Cefaleas explica que cuando se padece de migraña, el paciente debe aprender a vivir con ello. “Es comparable a una persona que se quema cuando se expone al sol. Lo normal es que se ponga protector solar, un gorro y no acuda a la playa o la piscina en las horas centrales del día. Con la migraña es igual: hay una serie de hábitos que sirven para que tengan menos”, recomienda.

Ante esto, la especialista hace hincapié en llevar una vida ordenada con rutinas y horarios estables de sueño, hacer ejercicio físico moderado, reducir el estrés, no saltarse las comidas y evitar el exceso de analgésicos.

A nivel químico, para el tratamiento de esta cefalea los medicamentos que han demostrado mayor eficacia y se utilizan con mayor frecuencia, son los agentes antiinflamatorios no esteroideos (como el naproxeno y el ibuprofeno), los triptanes (como sumatriptán, zolmitriptán, almotriptán, naratriptán, rizatriptán, eletriptán y frovatriptán) y la ergotamina (fármacos específicos empleados desde comienzos del siglo XX que contienen cafeína y otros analgésicos).

Sin embargo, en el caso de que la frecuencia de ataque sea muy alta, los médicos pueden pautar el uso diario de ciertos medicamentos que actúan como preventivos; es decir, no son útiles cuando el episodio de dolor migrañoso está instaurado, pero tomados diariamente según prescripción médica, son capaces de disminuir el número de crisis.

Ramificada

La cefalea en racimos, conocida en inglés como ‘cluster headache’, es uno de los dolores de cabeza más intensos que pueden afectar a un ser humano. Según un metaanálisis de los estudios poblacionales realizado por la OSM, este tipo de cefalea tiene una prevalencia de 1 por cada 1000 personas y, mientras la migraña es más frecuente en mujeres, la cefalea en racimos es más común en la población masculina.

Ocurre en ataques unilaterales de dolor, típicamente en el área retro-orbital -es decir, tras la órbita del ojo-, asociados a síntomas y signos autonómicos del mismo lado, tales como lagrimeo, inyección conjuntival, rinorrea o congestión nasal, y agitación.

Su nombre se debe a que se presenta en ataques sucesivos (racimos) en la misma zona de la cabeza o de la cara con una duración de entre 15 y 180 minutos, en momentos relativamente predecibles interrumpidos por períodos de remisión entre racimos que presentan también cierto grado de predictibilidad.

A pesar de que se han reconocido varios factores que pueden desencadenar un ataque, la causa exacta de la cefalea en racimos no se conoce y hay escasa evidencia de que tenga un patrón genético autosómico dominante.

Los factores de riesgo podrían ser el estrés, algunos alérgenos y cambios estacionales; además, el ser hombre, tener más de 30 años, ingerir vasodilatadores (por ejemplo alcohol) y haber padecido un trauma cefálico, pueden ser factores de riesgo.

Tratamiento

El tratamiento médico de la cefalea en racimos se divide entre aquellos que son útiles para que desaparezcan los síntomas durante un ataque y aquellos que son preventivos, es decir, que se emplean con la finalidad de que no se presenten los episodios.

Además es importante resaltar que los analgésicos de uso común -como el paracetamol- son por lo general de escasa eficacia ante este padecimiento.

Para los episodios agudos de dolor, los médicos suelen recomendar triptanes (como el sumatriptán por vía subcutánea, o el zolmitriptán aplicado por vía intranasal), la administración de oxígeno al 100% o lidocaína tópica.

Por otro lado, también existen los tratamientos transitorios que se ocupan -en conjunto con la aplicación de tratamientos del episodio agudo y el inicio del efecto de los tratamientos preventivos- de lograr un control precoz de los ataques, aunque no deben utilizarse durante tiempo prolongado.

Si bien la gran mayoría de los pacientes logra un resultado exitoso con alguna combinación de los tratamientos mencionados, existe un grupo menor con cefalea en racimos refractaria en quienes se han realizado y desarrollado otros tipo de terapias, tales como la cirugía radical -abandonada actualmente-, así como el bloqueo o la neuroestimulación del nervio occipital y la estimulación cerebral profunda de la región hipotalámica.

Además, los doctores Andrew Sewell y John Halpern, del Hospital McLean en Boston, investigaron en el año 2009 la capacidad de la psilocibina y el LSD como tratamiento. Para ello examinaron los registros médicos de 53 pacientes que habían tomado setas alucinógenas y reportaron en la revista Neurology que la mayoría de ellos manifestaban presentar mejoría parcial o total de los síntomas.

FUENTE: Culturizando




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