El teatro siempre ha sido casa de las representaciones de un sinfín de historias, amoríos imposibles, tragedias griegas o momentos de nuestra historia pero qué mayor virtud que su recreación en el espacio donde tomara vida aquel suceso para dar ese toque de realidad que añade fuerza y frescura al montaje.

Fotografía por Charly Duchanoy ©

El Castillo de Chapultepec es el escenario en donde Carlota vuelve a la vida, Emperatriz de México que fuera la primera mujer gobernante del país y ahora recorre de nuevo estos pasillos y se apropia del inmueble para contarnos su vida, las ideas que moverían a la sociedad en ese lejano 1864 cuando eligieran residir ahí.

Fotografía por Charly Duchanoy ©

Disfrutar este montaje es todo una experiencia, que inicia apenas llegar al Bosque para subir, viendo cómo cae la noche para cobijar al público en sus paredes de estilo barroco y neoclásico y que pareciera un elemento más de la producción consciente de su historia y cómo ha de servir para escuchar a Carlota misma en esta narración.

Fotografía por Charly Duchanoy ©

Al tomar asiento, vemos ya en escena un par de sillas que fungen como tronos y uno de ellos ocupado por un maniquí ataviado de las vestimentas de Maximiliano como esa figura que se mantuviera presente en todo momento esperando la entrada de su esposa quien también le hará parte de los relatos en contados momentos donde el diseño coreográfico dibujará cuadros estéticos a la vista, reviviendo a esta pareja.

Fotografía por Charly Duchanoy ©

A lo largo de más de una hora, Carlota nos compartirá sus ideales de notorio interés político y social y que con energía y firmeza con un porte inigualable atraen la atención para dar oído fijo a aquella visión de mandato que le caracterizara, sus aportes y maneras de pensar que harían incluso se le considerara loca ya fuera por su educación y la ambición que dominara su actuar.

Fotografía por Charly Duchanoy ©

Rodrigo González encargado de la adaptación y la dirección, hace notar la versatilidad de su enfoque y su ejecución tan precisa para adentrarnos a un viaje en el tiempo, donde incluso podemos ver a esta mujer aún deambular esos pasillos reclamándoles propios. Nos lleva a entender cómo procedía en bellas representaciones donde coreografías de menuda contención reflejan dolor, pesar y preocupación.

Fotografía por Charly Duchanoy ©

Para aderezar la experiencia, se presenta con música en vivo a cargo de Alonso Burgos para acentuar cada expresión y denotar las intenciones de las memorias compartidas.

Sin duda, un montaje imperdible para acercarnos a la historia de nuestro país en el escenario perfecto para su desarrollo. Carlota se presenta los domingos a las 19:00h. No te la pierdas.

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