"Love, Victor" la gran serie secuela de la película gay "Love, Simon"





Love Victor: Un romance adolescente con crisis de identidad

La serie spin-off de la aclamada Love, Simon, que estrenó por Hulu esta semana, dialoga con su predecesora pero no llega a tener el mismo encanto.

No hace falta haber visto Love, Simon (2018) ni haber leído el libro original en el que está basada, para engancharse con la historia de Love, Victor, una serie spin-off un poco menos comedia y un poco más romántica que su predecesora. La película dirigida por Greg Berlanti (sí, el mismísimo responsable del Arrowverse) fue la primera rom-com de un gran estudio protagonizada por un adolescente gay. Y su principal atractivo fue no hacer de éste su conflicto principal, o al menos no de la forma en que estamos acostumbrados a verlo.

Love, Simon dejaba de lado todo el drama familiar y social de la intolerancia para correr el foco de la orientación sexual del protagonista y centrarse en el romance y la amistad entre adolescentes. Y fue tan elogiada como criticada por eso. Por un lado, sus defensores aplaudían la decisión de darle una vida fácil y un final feliz a su protagonista, como cualquier personaje de rom-com que se precie de tal. Y sus detractores le criticaban precisamente eso, al centrarse en la historia de un chico privilegiado que no refleja la realidad a la que se enfrenta la comunidad homosexual en su gran mayoría.

Love, Victor intenta dejar conforme a ambos grupos, y el resultado final refleja un poco esa crisis de identidad. Así como su camino fuera de la pantalla, donde fue concebida originalmente para estrenarse en el servicio de streaming Disney Plus, pero terminó desterrada a la plataforma de Hulu. Fue la segunda serie en correr esta suerte, después de High Fidelity (también basada en la película homónima), una producción con contenido sexual, drogas y otros elementos que la alejan del público target de Disney. Sin embargo, Love, Victor es una historia de romance adolescente que no encaja muy bien con el resto del contenido adulto de Hulu.

El nuevo protagonista es Víctor (Michael Cimino), un chico latino que acaba de mudarse con su familia católica de Texas a Atlanta, donde asiste a la misma secundaria que el personaje de Simon en la película. La conexión se establece casi inmediatamente: Víctor encuentra a Simon en Instagram y le escribe para reprocharle su vida perfecta y su historia de amor casi legendaria en Creekwood High School. Casi como si la experiencia de Simon, en lugar de abrirle camino, hubiera elevado la vara de la felicidad. Y para colmo, Víctor todavía no sabe muy bien qué es lo que quiere, y esa crisis de identidad se transforma en el principal conflicto interno del protagonista.

Su conflicto externo pasa por otro lado: Víctor no está rodeado precisamente de gente muy tolerante. Desde el principio se deja asentado (y remarcado) que convive con una familia religiosa de valores tradicionales, y sus padres asumen automáticamente la sexualidad de su hijo sin cuestionarse qué es lo que quiere él. De hecho, Víctor siente la presión de ser el sostén emocional de un clan mucho más inestable de lo que aparenta ser a simple vista. Esta será una de las subtramas principales de la primera temporada, concebida para darle profundidad a los personajes adultos, pero que no termina de funcionar del todo bien.

Por otro lado, en la escuela la mayoría de sus compañeros responden a los típicos estereotipos de la historia de prepa: la chica popular pero sensible, la mejor amiga chusma, el atleta insoportable y el amigo/vecino de al lado que hace las veces de alivio cómico. A pesar de que el guion busca darle una vueltita a estos personajes, lo hace tan torpemente que se transforman de un episodio para el otro, sin mucho desarrollo que justifique sus acciones. Pero está bien, esta historia se trata de Víctor y no de sus amigos. Y esa fue otra de las críticas hacia la película, que la serie trata desesperadamente de arreglar.

Como un paso adelante en materia de representación, Love, Victor hace todo bien: tiene un protagonista que desafía todos los cánones, desde etnia y clase social hasta orientación sexual. Tiene un equipo con guionistas latinos y LGBTQ+ y a los escritores de la película como showrunners de la serie. Y utiliza todos los tropos reconocibles del género para empatizar con las audiencias más tradicionales. Pero en su afán de conformar a todo el mundo, le cuesta encontrar su rumbo, con referencias forzadas y un ritmo que podría explotar mucho mejor el formato de serie para desarrollar la historia y sus personajes como lo merecen.

FUENTE: Filo News




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