Trastornos asociados al VIH





Cuando una persona es diagnosticada de seropositividad, el efecto que provoca en ella es de estrés agudo y a partir de ahí aparecen una serie de trastornos que son consecuencia de la degeneración que ejerce el VIH sobre cuerpo y mente.

Aparece un amplio abanico de alteraciones de la conducta presidido por la depresión, la ansiedad y quejas somáticas. La pérdida de control de la propia vida y la no aceptación social de la enfermedad producen en la persona seropositiva un rendimiento ante la situación y desbordamiento de las emociones provocando en gran número de pacientes depresión mayor y replanteamiento de suicidio.

Y es que es muy alto el porcentaje de trastornos psicológicos y neuropsiquiátricos asociados al virus, el 50% de pacientes lo sufren. El trastorno depresivo es difícil de detectar dentro del entramado de síntomas que el propio VIH va desplegando: insomnio, pérdida de peso, fatiga, falta de actividad y energía ; y se confunde porque todo ello es característico en un paciente seropositivo sin depresión y porque muchos de ellos a priori ya arrastraban depresión antes de ser diagnosticados de seropositividad.

Para diagnosticar depresión valoraríamos además del ánimo depresivo, la falta de interés, sentimientos de minusvalía ,sentimientos de culpa, indecisión , anehedonia (incapacidad para experimentar placer, la pérdida de interés o satisfacción en casi todas las actividades) y por supuesto la ideación suicida.
El diagnóstico de depresión dentro del VIH es difícil de diagnosticar pues se diferencia relativamente poco del diagnóstico del inicio de una demencia. La prevalencia de la depresión se encuentra entre el 2 y el 16%. de los pacientes seropositivos , siendo más frecuente encontrar depresión mayor en pacientes homosexuales.

Los problemas psicosociales que conlleva la enfermedad por la fuerte ruptura con el mundo , teniendo que dejar de trabajar o estudiar, el miedo de los otros al contagio por desconocimiento de la enfermedad, la estigmatización de la enfermedad y el rechazo que implica , forman parte de una lucha ante la cual el paciente se encuentra sin fuerzas para enfrentarla .

Los trastornos que se asocian a la enfermedad son depresión y como consecuencia alto riesgo de suicidio, deterioro cognitivo, alucinaciones visuales y auditivas como también delirio , manía : con cuadros de ánimo exaltado , cambios de humor , irritabilidad , euforia y labilidad afectiva. La manía suele aparecer en muchos casos por el tratamiento para incrementar el peso de los pacientes con anabolizantes y asteroides que pueden desencadenar en cuadros maníacos. Y el delirium: que provoca la incapacidad para mantener y focalizar la atención como provocar en el individuo desorientación y alteraciones en la motricidad: agitación-hipocinésia y alteraciones también en el ritmo de sueño-vigilia.

¿El SIDA tiene cura o no?

En términos generales, la respuesta es no. Una vez que la persona se ha infectado de VIH, no hay quien se lo quite. Lo que es cierto, es que afortunadamente, sobre todo en los países desarrollados, se dispone de medicamentos que frenan la reproducción del VIH, logrando con ello que en muchas personas no les sobrevenga el SIDA. En esas personas, la infección por VIH se convierte en una enfermedad crónica. Si una persona infectada no recibe ningún tipo de tratamiento, lo normal es que en 6 ó 10 años se le desarrolle el SIDA y fallezca. Si recibe tratamiento, no está exenta de la posibilidad de efectos secundarios negativos.
El desarrollo de la enfermedad se produce de forma distinta en los países ricos que en los pobres; en los primeros, los enfermos pueden acceder desde 1996 al tratamiento antirretroviral, mientras que los segundos no pueden costearse los fármacos. Es por ello, por lo que se demanda un esfuerzo de solidaridad por parte de compañías y gobiernos, hacia los países pobres, para que puedan disponer de fármacos a precios asequibles.
Las personas con SIDA precisan de todo el apoyo de familiares, amigos y organismos asistenciales, para sobrellevar esta enfermedad sin cura, pero ante la que una actitud animosa de lucha puede ser decisiva.

¿Es lo mismo ser seropositivo que portador del SIDA?
El virus VIH es el agente que provoca el SIDA. Se dice que alguien es seropositivo, cuando ha dado positivo a la prueba con la que se localiza el VIH en una muestra de sangre. Sin embargo, se reserva hablar de que una persona tiene SIDA para cuando sus niveles de defensas (CD4) están por debajo de 200. El VIH realiza un trabajo destructivo, y cuando nuestro sistema defensivo de la sangre, el sistema inmunológico, está bajo mínimos, es cuando le sobreviene a uno el SIDA, con las enfermedades asociadas que ello conlleva. Por lo tanto. Rigurosamente se puede decir que toda persona con SIDA es seropositiva, pero no todos los seropositivos tienen aun el SIDA.

¿Están bien definidas las formas del contagio del SIDA?
Si, se puede resumir en tres modos de contagio:
1º por relaciones sexuales,
2º por la relación materno-filial durante el embarazo, y
3º por medio de contacto con sangre contaminada (transfusiones, jeringuillas).
Cualquier relación sexual con una persona seropositiva aporta el riego de que se haya producido contagio a la persona sana. Una madre puede transmitir la enfermedad a su bebe al dar a luz o al amamantarlo. Por último, las personas que utilizan y comparten jeringuillas en el uso de la droga tienen gran riesgo de contaminarse con el VIH y otros virus.

He oido que los condones no son totalmente eficaces para prevenir el SIDA por transmisión sexual. ¿Qué hay de cierto en ello?

Cierto, hay muchos estudios científicos que demuestran el riesgo del uso del condón. Son diversas las razones: mal uso, frecuentes roturas, porosidad del látex, minúsculo tamaño del VIH, junto con las frecuentes circunstancias del abuso del alcohol o drogas. Los estudios aseguran que se mantiene un riesgo de entre un 12 y 30 % de que exista contagio. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha asegurado que "el preservativo no elimina el riego de contagio", añadiendo que en materia sexual "la continua fidelidad con una persona no contagiada asegura al 100% el no contagio". Muchas campañas contra el SIDA recaen en una publicidad engañosa cuando aseguran que el uso del preservativo evita la transmisión del SIDA; amigos -no lo evita- pero eso sí , siempre hay que usarlo por prevención y para poner una barrera más a este diminutísimo virus que es capaz de traspasar cualquier textura.

FUENTE: Serena Dai




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