Todo lo que debes saber sobre la testosterona





Se nos está cayendo la masculinidad, amigos. de eso no cabe duda alguna. lo dice la ciencia. ¿Estás siempre cansado? ¿Tienes problemas de sueño? ¿Libido en crisis? ¿Llevas encima unos kilitos de más? Pues tenemos malas noticias: el síndrome por déficit de testosterona puede estar llamando a tu puerta. O mejor dicho, a tus testículos. Si te sirve de consuelo, no estás solo. Se cuentan por centenares los hombres con problemas de este tipo. En EE.UU. ya han tomado cartas en el asunto: 1,7 millones de hombres utilizan la TST (Terapia Sustitutiva con Testosterona). Funciona pero con riesgos, y no todos los científicos se muestran de acuerdo sobre sus beneficios. De lo que no cabe duda es de que la TST está llegando a Europa.

Imagínate a un hombre que es marido, padre, dueño de su casa y quizá jefe; que ha ascendido mucho por la cuesta de la vida. Y que un día se despierta y descubre que pesa 102 kilos, y que muy pocos son de músculo. Puede que no encuentre grandes reservas en el depósito del sexo si es un martes y pasadas las 23:30. Quizá no haya alcanzado todos los objetivos que se fijó a los 30. O, peor aún, quizá sí.

Ésas son cargas complicadas. Intentar arreglar alguna de ellas podría suponer un gran desafío. Qué práctico sería poder recuperar la juventud con una pastilla, ¿no? Si nos dan a elegir entre hacer cambios en nuestra vida o pedir una receta de testosterona, la decisión es fácil. ¿Pero es la respuesta más fácil la más efectiva?

El combate contra la decadencia masculina lleva librándose desde que el primer tipo con pelo en las orejas soltó una pasta para comprarse un coche que dejara alucinadas a las chicas. Pero en los últimos siete años (desde el inicio de la crisis), la lucha por mantener la vitalidad se enfoca cada vez más como un problema bioquímico que requiere intervención farmacéutica en forma de terapia sustitutiva con testosterona (TST) sobre todo en EE.UU., pero la tendencia comienza a aparecer también en Europa. Y no estamos hablando sólo de hombres de más de 50, ni siquiera de 40.

El hecho de que los síntomas que llevan a los hombres a la terapia de testosterona sean en muchos casos subjetivos y que puedan recordar los del envejecimiento normal, la depresión, los trastornos de sueño o las malas elecciones a la hora de elegir qué comer no hace más que complicar el debate. Tampoco ayuda el que los niveles hormonales de los hombres estén en un declive histórico, amenazados por un aumento constante de la obesidad, el abuso de los analgésicos, las toxinas de los alimentos y los compuestos que imitan a los estrógenos presentes en el agua y la tierra.

Actualmente, la terapia sustitutiva de testosterona está aprobada solamente para el tratamiento del hipogonadismo masculino, o la falta de testosterona provocada específicamente por un problema con los testículos o con determinadas partes del cerebro –la glándula pituitaria y el hipotálamo– que controlan las gónadas. Esa circunstancia podría heredarse, o podría causarla una lesión, o afecciones como un tumor cerebral o un testículo no descendido. Los hombres con estos tipos de hipogonadismo tienen unos niveles de testosterona en sangre extremadamente bajos y síntomas como pechos desarrollados, pérdida de cabello, pérdida de masa muscular, una libido reducida y huesos que se rompen fácilmente. Según un estudio publicado en JAMA Internal Medicine, no obstante, una cuarta parte de los hombres que reciben testosterona suplementaria no se han preocupado siquiera de hacerse un análisis de sangre, y sólo a la mitad se les ha diagnosticado hipogonadismo.

En abril de 2013, un grupo de investigadores publicaron un estudio en BMC Medicine después de examinar miles de resultados de 27 ensayos clínicos y también establecieron que el riesgo de sufrir accidentes cardiovasculares aumentaba en los hombres que tomaban testosterona. Curiosamente, el riesgo se hizo evidente únicamente en los ensayos no financiados por los laboratorios que fabricaban los fármacos. Luego, en noviembre de 2013, un grupo de investigadores del sistema de salud para veteranos de guerra de Colorado escribió en JAMA que habían analizado los datos de 8.000 hombres con un nivel bajo de testosterona a los que se les había hecho una angiografía antes de recibir la hormona. Tres años después del inicio, el 26% de los hombres que tomaban testosterona había experimentado un nuevo accidente cardiovascular o habían muerto, frente al 20% de los que no tomaban testosterona.

Las hormonas son mensajeros químicos que le dicen a nuestro cuerpo qué hacer, pero sólo algunos de sus mensajes son cuestión de vida o muerte. Las hormonas metabólicas convierten la energía en combustible. Las hormonas del estrés te protegen durante una crisis. La testosterona participa en la construcción muscular y ósea, pero sobre todo actúa sobre tus deseos, no sobre tus necesidades. El problema es que ni siquiera hay pruebas decisivas de que la TST ayude a mejorar el estado de ánimo.

Lo que sí parece indudable es que el déficit existe, pero son las causas de esos bajos niveles lo que se debería intentar corregir. El alcohol baja la testosterona. También los esteroides, el estrés y los analgésicos opioides. También hay que considerar elementos reductores de la testosterona en el medio ambiente. En un estudio publicado en Fertility and Sterility se observó una asociación específica entre la exposición a los ftalatos (un grupo de compuestos químicos muy usados en los plásticos blandos) y la infertilidad masculina. Estos disruptores endocrinos, como se les llama, pueden invadir el organismo cada vez que se calienta comida en recipientes, platos o bolsas de plástico. Tendemos a comer demasiados alimentos con almidones y azúcares porque están a mano, son rápidos, baratos y fáciles de conseguir. Estos alimentos tienen una capacidad increíble para generar obesidad. Las células grasas del vientre de los hombres convierten la testosterona en estrógenos, advierte, y pueden hacer que los niveles de testosterona caigan en picado.

El caso español es muy distinto a lo vivido en EE.UU. Aquí el tratamiento está mucho menos extendido que al otro lado del Atlántico y los especialistas encargados de prescribirlo estiman que muchos hombres que no están recibiendo testosterona podrían mejorar sustancialmente su calidad de vida con ella. “Es un tratamiento seguro y con pocos efectos secundarios. Cada vez hay más endocrinos y urólogos formados y proclives a administrarlo”, asegura Juan Ignacio Martínez Salamanca, urólogo del área de Medicina Sexual en el Hospital Universitario Puerta de Hierro-Majadahonda (Madrid). Comparte esta visión el urólogo Jorge López-Tello, del Hospital Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes. Además, agrega que las pautas terapéuticas que se siguen, reflejadas en protocolos internacionales, garantizan que sólo reciba la hormona quien realmente está en condiciones de sacar provecho: “Además de comprobar la existencia de sintomatología y de niveles bajos de testosterona, evaluamos cada tres o seis meses si mejora el deseo sexual. Si en ese plazo no funciona, es que no va a dar resultado”. En ese caso, se debe suspender el tratamiento.

Otra de las claves es informar correctamente al interesado. Tal y como señala José Mª Martínez Jabaloyas, especialista en Urología del Hospital Clínico Universitario de Valencia, “hay que explicar al paciente que es un tratamiento a largo plazo y a veces es para toda la vida”. Los beneficios también pueden ser para siempre: hay estudios que vinculan la testosterona a una menor mortalidad y en algunos casos de diabetes se ha observado que el tratamiento sustitutivo puede mejorar el efecto de la insulina.

CÓMO ELEVAR TU TESTOSTERONA DE MANERA NATURAL

Compra brócoli

Las verduras crucíferas, como las coles de Bruselas o el brécol, te aportan indol-3-carbinol (I3C), compuesto que inhibe la producción de estrógeno y te ayuda a combatir la grasa que se carga la testosterona. Hazlas al vapor en lugar de cocerlas; el I3C se quedaría en el agua de cocción.

Suda la camiseta

Por si necesitabas algún motivo para seguir dándolo todo en el gym, recuerda que haciendo pesas puedes llegar a aumentar la producción de testosterona hasta en un 49%, tal y como han descubierto científicos finlandeses. Basta con que te pongas un par de veces a la semana.

Vete pronto a la cama

Los hombres que duermen menos de cinco horas por noche presentan niveles más bajos de testosterona. Tu cuerpo segrega la hormona mientras duermes, así que reducir el tiempo que pasas en el sobre supone rebajar la producción. Procura dormir al menos seis horas al día.

Proteínate

La proteína puede ayudar a tus niveles de testoterona sin necesidad de usar química.

FUENTE: Mens Health




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