La moda de la bisexualidad ¿Tú te consideras homosexual o bisexual?





“A la moda, lo que le acomoda.”

Esta frase la decía mi madre constantemente cuando descubría que todo se reciclaba en las nuevas tendencias de vestimenta colocadas en la televisión y en los medios impresos, allá en mi infancia.

Acostumbrados a que las modas van y vienen, a que las décadas resurgen y a que en todos los sentidos reaparecen elementos del pasado para volverse parte de la actualidad, es común que podamos escuchar también frases como “Los gays están de moda”, “Ahora resulta que está de moda que los hombres se vistan con ropa de mujer”. Sin embargo, en los últimos años, en lo que respecta a este texto y quizá, gracias a las series de televisión, las películas y las redes sociales, para mucha gente la bisexualidad se puso de moda.

Así, desde esa visión, se establecía que la bisexualidad más que ser una orientación es una decisión en respuesta a la pertenencia, en respuesta a formar parte de algo, no como una característica que se le adjudique al individuo, sino a la sociedad que, de manera constante, le va asignando a la bisexualidad un planteamiento que responde a ser diferente, a ser único, a ser distinto y eso desemboca en ser especial, pero al mismo tiempo, a ser pasajero, sin trascendencia.

“Los bisexuales no existen, son una moda. Cuando están con alguien de su mismo sexo se dicen homosexuales y cuando están con alguien de sexo distinto se dicen heterosexuales”

No, la bisexualidad no es una moda. La bisexualidad sí es u referente de identidad, sí es una orientación genuina, estudiada, teorizada, que ha evolucionado a través del tiempo y que sigue siendo lo diferente dentro de lo diferente. La bisexualidad no nació ayer y no morirá mañana porque no somos dos bisexuales habitando el mundo, sino una cantidad representativa dentro de esto que llamamos colectivo LGBT+, pero sobre todo, dentro de esta sociedad que con el paso de los años, las redes sociales, las vías actuales de comunicación y la capacidad humana de trascender en el entendimiento de un mundo que se mueve constantemente, ha logrado hacerse visible, adjudicándose una etiqueta para poder levantar la voz, adueñándose de espacios, formando parte de movimientos y de cambios importantes y necesarios.

Quienes consideran que la bisexualidad es una moda, caen en el cliché absurdo de minimizar lo que no entienden, de vivir en los extremos y de no interiorizar que cada ser humano es distinto, que nadie tiene por qué ser aquello que no lo hace honesto consigo mismo. Puede parecer que ahora hay más personajes bisexuales en el ámbito del espectáculo y la farándula, eso no convierte a la bisexualidad en una moda, convierte a la bisexualidad en una realidad de la que nos hemos vuelto capaces de hablar y discutir.

Sí, ahora son más bisexuales asumiéndose en los medios de comunicación, pero los que estamos detrás, los que no vivimos para la cámara, para el espacio público, estamos aquí desde mucho antes, no nos hemos asignado esta orientación como respuesta a lo que vemos en el internet o en la televisión, sino como respuesta a lo que sentimos, a lo que somos y con la convicción de saber que no encajamos en el espectro heterosexual ni en el espectro homosexual, simplemente porque no somos gays, ni lesbianas ni heterosexuales. Somos un fragmento más de este abanico al que se le llama diversidad sexual.

Debe de quedar claro que lo que ya no debería estar de moda es el prejuicio, ni las verdades absolutas, ya no debería estar de moda el pensamiento encasillado en que las cosas son blanco y negro. Las nuevas generaciones atienden a las variantes de género y sexo de una manera mucho más orgánica, una manera en la que se entiende que es mejor ser lo que somos, que ser lo que los demás quieren que seamos.

Los códigos de comportamiento y entendimiento del mundo actual rompen con los paradigmas, con las barreras y con los pensamientos llenos de barreras, donde es mejor pensar que algo está de moda y va a desaparecer, antes de analizarlo, volverse empático y descubrir que nada en este mundo está escrito con sangre, todo se modifica, todo cambia, todo evoluciona.

FUENTE: Revista Zero




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