Estigma VIH y conductas sexuales de riesgo





El estigma, la discriminación y el rechazo al que se ven sometidos los hombres gays seropositivos influyen muy significativamente en sus relaciones sexuales, disuadiéndoles en la aplicación de estrategias para la reducción de riesgos en la transmisión del VIH.

Los hombres que participaron en el estudio conducido por Sigma Research, deseaban mantener un equilibrio entre su deseo de obtener placer sexual y su sentido de la integridad moral, pero a menudo reconocieron ser incapaces de evitar prácticas sexuales susceptibles de comportar nuevas infecciones por VIH. Para este estudio cualitativo conducido por el investigador Adam Bourne, fueron entrevistados en profundidad 42 hombres gays en relación a sus experiencias recientes sobre sexo anal desprotegido. Para tomar parte en la encuesta, los participantes debían admitir haber mantenido sexo anal desprotegido durante el último año, por lo que es importante resaltar que el estudio no refleja las experiencias de aquellos gays seropositivos que nunca practican penetraciones anales sin protección.

Todos los participantes en el estudio, reclutados entre Londres y Manchester, eran conscientes de que podían transmitir el VIH a través de relaciones anales desprotegidas, y la práctica totalidad de los mismos expresaron no querer cargar con esa responsabilidad. Los hombres recién diagnosticados fueron quienes más preocupados se mostraron por la posibilidad de transmitir el VIH, llegando éstos con frecuencia a evitar totalmente las relaciones sexuales durante un tiempo tras haber sido diagnosticados. En cuanto al resto de infecciones de transmisión sexual (ITS) que puede comportar el sexo desprotegido, los encuestados raramente tendían a percibirlas como algo grave, aunque algunos se manifestaron inquietos por la hepatitis C. Por otra parte, mientras que los diagnosticados recientemente parecían preocupados por la posibilidad de una reinfección por VIH, los hombres que habían obtenido su diagnóstico hacía más tiempo, creían que los médicos exageraban deliberadamente sobre la importancia de la reinfección.

Sin embargo, todos los encuestados evidenciaron una mayor preocupación por los aspectos adversos emocionales, psicológicos y sociales a los que podía conducirles el sexo desprotegido. Además, con el objetivo de reafirmar su propia integridad moral, algunos de los entrevistados reprocharon la actitud irresponsable de otros hombres VIH positivos. Uno de los aspectos que más preocupaba a la mayoría de participantes, era la manera en que, como VIH positivos, eran percibidos por otros hombres gay.

Los investigadores sostienen que la conciencia de los hombres seropositivos sobre el estigma, la discriminación y el rechazo que a menudo conlleva la infección por VIH, dificulta la forma en que éstos manejan el riesgo de transmisión del virus. Revelar su seroestado, puede perjudicar gravemente a los hombres VIH positivos más vulnerables, incluyendo reacciones violentas por parte de sus parejas sexuales además de obstaculizar la posibilidad de establecer nuevas relaciones. En comunidades con actitudes abiertamente hostiles hacia las personas con VIH, el instinto natural de protección y supervivencia, les conduce frecuentemente a elegir situaciones sexuales en las que revelar el seroestado no se ve como algo necesario.

Por ejemplo: muchos de los integrantes del estudio frecuentaban los clubes de sexo y las saunas no solamente porque así podían obtener sexo inmediato, sino porque asumían que el resto de los usuarios de esos centros eran también VIH positivos. Al igual que los chats por Internet o los grupos de apoyo para seropositivos, los locales de encuentro sexual eran percibidos como “espacios VIH positivos”, en los que el mero hecho de frecuentarlos, comportaba un reconocimiento implícito de tener VIH. Esta presunción les permitía implicarse en relaciones sexuales sin protección sin tener que establecer una conversación explícita sobre si se era o no VIH positivo, manteniendo de esa manera intacto su sentido personal de la integridad moral.

En determinadas ocasiones, algunos hombres intentaban evitar tener que manifestarse VIH positivos sugiriendo a sus parejas sexuales el uso de un condón. No obstante, ello propiciaba que sus parejas les preguntasen directamente si tenían VIH. Cuando la respuesta era afirmativa se enojaban, a veces de forma violenta, dejándoles plantados.

Algunos de los participantes en el estudio calificaron sus relaciones sexuales desprotegidas como realmente excepcionales. Por otro lado, justificaron sus actitudes como producto del consumo de alcohol y/o otras drogas recreativas, así como la insistencia de sus parejas sexuales en no usar el preservativo. Sin embargo, los promotores del estudio afirman que a todas esas circunstancias se sobrepone el temor al rechazo, apuntando como causa principal del mismo el estigma asociado al VIH.

Por último, los investigadores destacan la generalizada falta de conocimientos, información y creencias erróneas sobre las posibilidades reales de transmisión del VIH entre los participantes en el estudio. Prueba de ello es que ninguno de los entrevistados mencionó como estrategia de disminución de riesgos, la reducción de la duración de las penetraciones anales, la importancia de la carga viral, la presencia de otras ITS o las eyaculaciones internas en relación a la transmisión del VIH, por lo que recomiendan intervenciones específicas en este sentido entre los hombres gay VIH positivos, así como en el resto de la comunidad homosexual.

Referencia: Bourne A. et al. Relative Safety II: risk and unprotected anal intercourse among gay men with diagnosed HIV. London: Sigma Research 2009.

FUENTE: GB




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