Entrenamiento en ayunas, una práctica muy de moda





Queremos hablar sobre una forma de entrenamiento que en estos últimos tiempos se ha puesto muy de moda. Hay que contarte cuáles son sus funcionalidades y cómo realizarlo de forma correcta. Se trata del entrenamiento en ayunas, una práctica muy utilizada por los atletas, no para perder peso como pudiera llegar a pensarse, sino para mejorar la eficiencia enérgica.

Esto último se debe a que si entrenamos de esa forma tendremos las reservas de glucógeno casi agotadas, por tanto, nuestro cuerpo hace uso exclusivo de las grasas, ya que la eficacia energética de las grasas es mayor: 9 kcal/g frente a las 5 kcal/g de los hidratos. Aunque, con esta modalidad no podemos entrenar alta intensidad, ya que las grasas no nos dan mucha energía , sino energía constante.

Entre los beneficios de entre entrenamiento tenemos que se acostumbra al cuerpo a quemar grasas, reservando los hidratos que proporcionan mucha energía en poco tiempo en los momentos clave, como en los cambios de ritmo o la recta final. Aunque, resaltamos que esto no significa comer mucha grasa y de todo tipo, sino que se deben consumir las grasa saludable. Lo que se hace es comenzar el entrenamiento en ayunas un día por semana unos 30-40 minutos para acostumbrar al cuerpo. Después vamos aumentando la duración, siempre con una barrita de cereal con nosotros por cualquier eventualidad.

Si entrenamos en ayunas tendremos las reservas de glucógeno casi agotadas, esto pone en alerta al cuerpo para que tire exclusivamente de grasas, ya que la eficacia energética de las grasas es mayor: 9 kcal/g frente a las 5 kcal/g de los hidratos. El problema, que no podemos entrenar a alta intensidad, porque en este sentido las grasas no nos dan mucha energía en poco tiempo, sino energía constante si el ejercicio es poco intenso pero prolongado.

Este tipo de entrenamiento tiene beneficios sobre todo en los deportistas de larga duración, que acostumbran al cuerpo a quemar grasas como fuente de energía, incluso con el tiempo el cuerpo se adapta a utilizar grasas en una buena proporción a altas intensidades.

La intención no es solo quemar grasas, sino reservar los hidratos que proporcionan mucha energía en poco tiempo en los momentos clave como pueden ser los cambios de ritmo o la recta final. Por supuesto el tipo de alimentación también debe acompañar a esta filosofía de entrenamiento, no en el sentido de consumir mucha más grasa, pero sí en no descuidar su consumo, sobre todo de grasa saludable.

Se suele empezar entrenando en ayunas un día por semana unos 30-40 minutos para acostumbrar al cuerpo. Luego se pasa a dos días y con mayor duración del entrenamiento. Siempre controlando la intensidad y llevando una barrita energética o gel por si la pájara aparece. En este sentido también es importante saber escuchar al cuerpo para darnos cuenta cuándo estamos pasándonos de intensidad o cuándo debemos de parar y descansar. La hidratación es otro aspecto importante a no descuidar en este tipo de entrenamientos.

FUENTE: Salud y bienestar




COMENTA LA NOTICIA